top of page
  • Foto del escritorLucía Montilla

Auxiliares de ayuda a domicilio lamentan la falta de protección

Unas tres mil trabajadoras exigen guantes y batas para garantizar la atención a los pacientes y UGT califica la situación de caótica


Foto: RAN
Foto: Insitu Diario

Las auxiliares de ayuda a domicilio denuncian que no disponen de Equipos de Protección Individual (EPI) para poder protegerse frente a la pandemia del coronavirus (Covid-19). Esto también repercute en que no pueden garantizar la protección de las personas a las que atienden, quienes presentan graves patologías.


José Juan Fernández Martínez, responsable nacional del sector de Transporte Sanitario de UGT, expone que hay cerca de 900.000 auxiliares de ayuda a domicilio en todo el territorio nacional, de las cuales 3.500 trabajadoras ejercen en la provincia de Córdoba. Según el sindicalista, la situación es caótica y nadie sabe qué hacer.


Concepción García, auxiliar de ayuda a domicilio de la empresa Servisar, afirma que tanto ella como sus compañeras solo disponen de batas y guantes. Cada vez que atienden a una persona cambian sus guantes, pero no pueden hacer lo mismo con la bata. Insiste que «hay muchas compañeras que no tienen una tarjeta identificativa«, apunta.


Fernández declara que no se les dan EPIs y, por tanto, ni pueden proteger a las trabajadoras, ni proteger a los ancianos, cuyo caso el riesgo es mayor en ancianos pluripatológicos. En la misma línea, García considera que es necesario disponer de Equipos de Protección Individual, ya que al pasar por tantas casas y atender a tantas personas con la protección única de un par de guantes no pueden garantizar su protección.


Según manifiesta la auxiliar, en Sevilla se ha limitado la ayuda a domicilio, minimizándola únicamente a aquellas personas que no tengan familia que pueda quedarse a su cargo o personas que presenten patologías graves. «Entre los usuarios de este servicio hay patologías respiratorias, cardiovaculares y pulmonares graves que les hace ser un grupo mucho más dependiente de esta ayuda», cuenta García.


Irene Liñán, también auxiliar de Servisar, afirma que «las auxiliares nos ponemos en riesgo de contagiar a nuestros usuarios y de que ellos nos contagien». «Sin embargo, si no tenemos material, ¿cómo nos protegemos y los protegemos? Son los más vulnerables y no nos escucha nadie», sentencia.


La UGT pide al Ayuntamiento de Córdoba que se limiten los servicios para proteger a las personas, ya que la preocupación es tal que hasta los ancianos tienen miedo al contagio porque las auxiliares no llevan la protección necesaria.

bottom of page